BMCR 2024.11.34

Fertility, ideology, and the cultural politics of reproduction at Rome

, Fertility, ideology, and the cultural politics of reproduction at Rome. Impact of empire, 45. Leiden; Boston: Brill, 2023. Pp. xiv, 314. ISBN 9789004540774.

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El presente libro de la autora Angela Hug se propone abordar el problema de cómo los romanos entendían un concepto tan complejo como fecunditas o, como explica la autora: “an investigation of the place of fecunditas in the Roman cultural consciousness” (p. 3). Pese a las distintas interpretaciones que los propios romanos podían dar a los asuntos relacionados con la fertilidad y la reproducción, la autora ha encontrado una serie de puntos de vista comunes que le permiten desarrollar su trabajo. Se agradece que la autora haga referencia a la dificultad de acercarse a problemas eminentemente femeninos desde una narrativa avasalladoramente masculina.

Para abordar su investigación la autora divide su obra en seis capítulos que tratan distintas temáticas, más una sección de conclusiones, un apéndice explicativo y una bibliografía amplia pero correctamente seleccionada. La autora realiza un concienzudo análisis de las fuentes literarias disponibles en un arco temporal de algo más de cuatrocientos años. El análisis literario también se acompaña del estudio epigráfico (además cuenta con un apéndice sobre inscripciones conmemorativas de mujeres fallecidas danto a luz) y, en alguna de las secciones, se presenta un detallado análisis numismático, al ser en las acuñaciones monetarias donde habitualmente se hace alusión a valores y virtudes femeninas.

Cabe destacar que la presente obra cubre una laguna hasta ahora presente en el análisis del pensamiento romano, ya que contamos con obras que abordan la familia desde distintas perspectivas[1] y obras relacionadas con la interpretación de elementos tradicionalmente relacionados con el mundo femenino en la antigüedad romana[2], pero hasta la fecha ninguna había tratado de forma tan completa la investigación de fecunditas[3].

Como ya se señaló, los diversos capítulos del libro examinan aspectos de fecunditas desde una perspectiva de diferenciación temática. En el primer capítulo la autora aborda un tema común en la literatura de finales de la República sobre una percibida tendencia de las parejas a evitar la producción de hijos legítimos dentro del matrimonio, una asunción que la autora prueba como falsa a través de la común vinculación del matrimonio con el nacimiento de hijos, la necesidad de matrimonios sucesivos tras la legislación augústea y determinados patrones natalísticos entre la élite. En general, la autora profundiza sobre la importancia de los hijos dentro del matrimonio para demostrar la validez de este, como esperanza para la futura transmisión de la cultura y la propiedad, y cómo la falta de estos podía llevar a sucesivos matrimonios.

En la segunda sección, Hug profundiza en la concepción de fecunditas como un término generalmente asociado con la feminidad, no solo por ser las mujeres las tradicionalmente consideradas responsables de producir hijos, sino también por la forma en que dicha producción afectaba a su estatus en función del número, género y futuro de los hijos producidos. Así pues, aunque los autores de la antigüedad se ponen de acuerdo en la responsabilidad de hombres y mujeres a la hora de producir hijos, se suele destacar la infertilidad como un problema femenino. Además de por una posible esterilidad, las mujeres también podían ser censuradas por lo contrario: por producir un elevado número de hijos que supusiese un problema económico para la familia. Las mujeres también podían ser censuradas si sus hijos resultaban ser una decepción en la vida adulta. La autora concluye que para que una mujer se convirtiese en una representación ideal de fecunditas debía producir hijos sanos, pero no demasiados, estos debían llegar a la vida adulta y convertirse en una fuente de orgullo para su familia.

En el tercer capítulo se procede a fundamentar una relación directa entre dos virtudes típicamente femeninas como son fecunditas y pudicitia. Así pues, los hombres no podían ser censurados por una falta de fecunditas mientras que sí recibían lo que la autora define como “capital social” si sus mujeres resultaban ser fértiles. A las mujeres, por otro lado, la capacidad de probar su fecunditas y pudicitia las protegía del divorcio o del maltrato, estableciéndose fecunditas como una virtud de la cual las mujeres podían y debían presumir. Fecunditas junto a pudicitia, concluye la autora, llevan a la socialmente aceptada experiencia sexual de las mujeres casadas.

En relación con los previos temas, en la cuarta sección la autora estudia los medios a disposición de las parejas para paliar una falta de fecunditas. Entre las distintas soluciones se plantean la adopción, los hijos substitutos y el divorcio seguido de nuevo matrimonio, barajando los pros y contras de las distintas opciones.

En el quinto capítulo se plantea que la fecunditas no era un asunto privado para las parejas sino un interés público, no solo por la necesidad de fortalecer el cuerpo cívico, sino que ciertos tipos de partos monstruosos se consideraban como portentos. Problemas de fertilidad o abortos podían usarse también como un barómetro de la salud del Estado romano. Como consecuencia, el Estado se encargó de participar alentando la natalidad a través de políticas como la legislación augústea o los programas de alimentos, con los que los emperadores expresaban su preocupación por la salud del cuerpo cívico.

Por último, en el sexto capítulo se aborda el concepto de fecunditas dentro de la familia imperial y sus repercusiones, entendiéndolo tanto en lo que a la producción de herederos del poder imperial se refiere como a la presentación de las mujeres de la familia como personificaciones de fecunditas. En suma, fecunditas es presentada aquí como una virtud objeto de la propaganda imperial debido a la sensación de seguridad que debía aportar al pueblo, dada la esperanza de continuación de la estabilidad política.

A través de estos capítulos la autora explora pues, distintas facetas de fecunditas y cómo esta impactaba en la vida de los ciudadanos a través de una evolución temática que permite que la obra se pueda abordar como un continuum o que también pueda ser leída por capítulos, sin por ello perder capacidad ilustradora. En su exposición realiza introducciones a los temas abordados para luego profundizar a través del estudio de las fuentes a su disposición (mayoritariamente literarias). A lo largo de la obra se puede percibir el enorme trabajo dedicado al análisis literario y el dominio que la autora posee sobre géneros muy diversos, usando correctamente las evidencias a su disposición para sustentar sus tesis. Así pues, nos encontramos ante una notable pieza de conocimiento científico que se convertirá en una parte esencial para el análisis tanto del concepto de fecunditas en si, como para el de los diversos aspectos relacionados con la fecundidad y la capacidad de producir hijos en la antigüedad romana.

Pese a la impresión generalmente positiva que la obra produce en el lector, también es necesario resaltar algunos detalles mejorables y erratas menores. El primero de estos problemas es la carencia de una definición clara del término fecunditas tal y como lo trata la autora y que se base en los textos estudiados. Sí se establece que la definición que se usa es de tipo emic y que el término en la antigüedad romana no se empleaba solo para los humanos, sino también para los animales (p.3), pero no hay una aclaración al inicio de la obra sobre qué se considera fecunditas. La falta de esta definición lleva a que en ocasiones parezca que se pierde la conexión narrativa, con la introducción de numerosos temas e interpolaciones que no parecen directamente relacionados con fecunditas, así como con la ampliación del tema hasta aquello relacionado con los partos y nacimientos en el periodo histórico que la autora cubre. Al afrontarse una perspectiva emic para una concepción cultural romana, introducir alusiones al conocimiento científico actual en materia de fecundidad puede resultar problemático, pues dichos datos no habrían influenciado la concepción antigua.

Por otro lado, la obra presenta una serie de elementos corregibles y erratas menores. Por un lado, en el primer capítulo se dedica una sección independiente a rebatir la tesis de Brunt (1971) sobre descenso de la natalidad a finales de la República. Dicha sección se abre con un directo enfrentamiento con dicha tesis. Esta revisora considera que sería más edificante construir una sección como comentario a la obra de un autor previo, en la intención de mejorar la teoría de ese autor y no como una crítica frontal, lo cual parece un tanto destructivo. Esta revisora no entiende, al mismo tiempo, la necesidad de conceder un punto autónomo dentro de la narrativa solamente a rebatir de la tesis de Brunt.

En cuanto a las erratas menores que se pueden encontrar, estas se localizan, sobre todo, en el último capítulo, dedicado a la familia imperial. En p. 199 se refiere a Livia y Livilla en la conjura de Sejano. Parece referirse a la esposa y la hija de Druso (Livilla y Julia Livia), pero usando esos nombres lleva a confusión con Livia Augusta. En p. 203 se afirma que Nerón, hijo de Agripina murió por intrigas de Sejano, cuando realmente fue desterrado junto a su madre por orden de Tiberio (Tac. Ann. 5.3; Suet, Tib. 54). En p. 204 añade que Julia Livia (hija de Druso el Menor) fue un personaje inocente que no tuvo culpa en las tramas de la época, cuando Tácito afirma que también participó de la conjura de Sejano, causando el castigo de su marido Nerón, hijo de Agripina (Tac. Ann. 4.60). En p. 206 la Octavia es atribuida a Séneca. No hay consenso entre la comunidad académica para atribuir dicha obra al autor[4].

Por último, también cabe reseñar que al abordar un periodo histórico de cuatrocientos años se hace necesario referir la presencia o ausencia de una evolución diacrónica en la consideración del término analizado. Teniendo en cuenta los traumáticos acontecimientos de la transición de la República al Imperio, así como las notables innovaciones en la política de Augusto, se echa en falta un análisis no solo cultural sino también histórico que explique si se da (o no) un cambio en la percepción cultural sobre un fenómeno tan complejo como fecunditas.

No obstante estos pequeños detalles que cabría mejorar, el libro no deja de ser un excelente ejemplo de trabajo académico, esencial en el actual estado del conocimiento.

 

Notes

[1] S. Dixon (1983), The Roman mother, London; S. Treggiari (1991), Roman marriage: Iusti Coniuges from the time of Cicero to the time of Ulpian, Oxford; B. Severy (2003), Augustus and the family at the birth of the Roman Empire, London; E. Helmerijk (2014), Fathers and daughters in Roman society: Women and the elite family, Princeton.

[2] Sobre todo: K. Milnor (2005), Gender, domesticity and the Age of Augustus. Inventing private life, Oxford.

[3] No obstante, algunos trabajos sí han abordado la representación de fecunditas como una virtud femenina (A. Spinelli (2017), “The Getty Cibele: A Roman portrait of feminine virtue”, AJA 121, 3, pp. 369-396) o, sobre todo, su relación con las figuras de las distintas emperatrices (K. Fittschen (1982), Die Bildnistypen der Faustina Minor und die Fecunditas Augustae, Göttingen; M. Horster (2007), “The emperor’s family on coins (Third Century): Ideology of stability in times of unrest”, Crises and the Roman Empire, Nijmegen, pp. 292-309), pero en estos no se hace una exploración tan profunda del término.

[4] L. Pérez Gómez (1992), “La praetexta Octavia, hipérbole del tirano: análisis narratológico”, Florentia Iliberritana 3, p. 443 y R. Ferri (2003), Octavia: A play attributed to Seneca, Cambridge, pp. 5-40, aluden a este tema en profundidad.