En la presente reseña analizaremos el último trabajo del profesor Santiago Montero Herrero, titulado La escoba y el barrido ritual en la religión romana. Para ello, examinaremos en primer lugar sucintamente al autor y su trayectoria hasta el presente trabajo, para después concentrarnos en el texto y sus elementos más novedosos.
El profesor y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Santiago Montero Herrero, es uno de los principales investigadores sobre religión romana en España. Además de haber desempeñado el cargo de director del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones y ser actualmente vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones (SECR), el profesor Montero ha dedicado toda una vida al estudio de las formas religiosas de la antigüedad romana desde los orígenes de los cultos itálicos hasta la tardoantigüedad.
A través de sus publicaciones en formato libro, el autor ha destacado por sus investigaciones en el campo de las adivinaciones y los prodigia, como lo demuestra uno de sus últimos títulos, El emperador y los ríos: Ingeniería, religión y política en el Imperio Romano.1 Su incursión en el mundo del barrido ritual constituye una novedad en su repertorio académico. El tema de los residuos en el mundo romano comenzó a tratarse por primera vez a finales de los ’90 y principios de los ‘2000, pero no ha sido hasta la década de 2010 cuando se ha empezado a relacionar directamente con la religión y el pensamiento romanos.2 La monografía de Santiago Montero, por tanto, propone llenar este vacío en la historiografía romana en castellano y ahondar más si cabe en la relación entre la escoba y su función religiosa en la antigüedad.
El libro está dividido en tres capítulos, I. Introducción: scopae y scoparii; II. Religión y barrido en el ámbito privado y, finalmente, III. Religión y barrido en el ámbito público, a los que se suman unas conclusiones que proponen nuevos temas y preguntas para el futuro de la investigación. La obra es corta en extensión, pero muy completa y profunda en cada una de sus páginas.
En el primer capítulo, I. Introducción: scopae y scoparii, el autor hace un repaso de los diferentes significados y sinónimos de los términos que se refieren a la escoba ( scopa), al barrido ( verrere) y a los derivados profesionalizantes de dicho nombre, como pueden ser scoparii, stercum o stercutius. El riguroso y preciso uso de los términos por parte del autor se revela de inmediato con el análisis de la escoba, con sus diferentes modalidades, funciones y usos en el mundo antiguo, incluyendo también los materiales de los que estaban realizados estos utensilios privados y públicos, un elemento que el autor destaca enormemente, puesto que revela funciones y orígenes que de otro modo nos estarían velados debido al fragmentario estado de conservación de las fuentes originales que han sobrevivido hasta nuestros días. El autor prosigue describiendo las diversas profesiones asociadas al barrido, muchas de ellas con carácter profano, que desempeñaban normalmente los estamentos sociales más bajos de la sociedad romana, como los esclavos, a los que muchas de las veces, por derivación, iban unidos nombres derivados de la propia scopa, como Sterculus o Stercoria. Por último, el profesor Montero analiza los significados de verrere y su utilización en la literatura clásica, dando así un panorama completo de lo que la escoba y el barrido significaban para el mundo romano.
En el segundo capítulo, II. Religión y barrido en el ámbito privado, el autor nos introduce de lleno en las particularidades del acto religioso en la casa romana: qué divinidades están relacionadas con ella y cómo el barrido ritual forma parte del día a día del buen funcionamiento de la sociedad y de sus creencias asociadas. La primera parte está dedicada al relato de la diosa Deverra y su relación con Silvano en la literatura clásica. El autor analiza el paso de Varrón en el que, tras el parto, se lleva a cabo un ritual que recuerda a tres divinidades protectoras, Intercidona, Pilumno y Deverra, para que protejan a la madre de divinidades malignas como Silvano (Aug. C.D. VI 9,2). El profesor Montero comenta cada una de las interpretaciones que se han dado al respecto de este paso, en particular las de Briquel, Dorcey, Köves-Zulauf y Linderski,3 y, a continuación, expone la suya propia, en la que la escoba, recuerdo de Deverra, se emplea para barrer el entorno del umbral hacia el exterior, no con la finalidad de eliminar las manchas del interior del domicilio, sino con el objetivo de impedir que las potencias malignas penetren en la casa y dañen irremediablemente al recién nacido y a su madre. Los dos siguientes apartados, dedicados al asarotos oikos y a la figura del everriator, destacan la gran importancia que tenía para los romanos tanto barrer la casa como no barrerla, dependiendo del momento. Después de la ceremonia funeraria, por ejemplo, era preceptivo que el heredero de la casa barriese hacia el exterior al espíritu del muerto, para que saliese del domicilio; sin embargo, durante los banquetes, era importante no barrer el suelo de los desechos, pues se creía que estos pertenecían a los muertos, y que tan sólo al final debían de ser debidamente purificados. La religión romana era tremendamente compleja y ritualizada, y es por ello que tanto el ámbito doméstico como el público estaban interconectados en muchas festividades relacionadas con la purificación, como los Lemuria (9-11-13 de mayo).
Así pues, el último capítulo del libro, III. Religión y barrido en el ámbito público, está dedicado a las manifestaciones públicas de la religión romana. En la primera parte del capítulo, el autor demuestra sus conocimientos del calendario romano aplicados al tema que nos interesa. El profesor Montero habla aquí de dos festividades de gran importancia: las Parilia (21 de abril) y las Vestalia (15 de junio), con especial énfasis en ésta última, y explica de manera pormenorizada el ritual que se llevaba a cabo del 7 al 15 de junio, justo antes de la clausura del templo de Vesta, en el Foro Romano, cuando el stercum era barrido fuera del mismo y arrastrado por el Foro hasta la Porta Stercoraria a través del Clivus capitolinus. El autor discute aquí las recientes aportaciones de Coarelli y Keegan al respecto,4 para al final concluir que, en cualquiera de los casos, el fin último de esta ceremonia era la limpieza simbólica de las manchas y las faltas acumuladas por los romanos a lo largo del año. En la segunda y tercera parte del capítulo el autor trata en detalle la limpieza de los templos y su reflejo en la religión romana, a la vez que las connotaciones sociales que comportaba, como es el singular ejemplo de las crinibus verrentes, en el que las mujeres romanas acudían a los templos para barrer el suelo con sus cabellos, a la vez que suplicaban piedad a los dioses en momentos de especial peligro para Roma, como en la epidemia del 463 a.C. o durante la invasión de Aníbal en el 211 a.C.
Por último, en las conclusiones del libro, el autor introduce dos temas relacionados con la escoba que no ha estudiado detenidamente, pero que sería interesante investigar en el futuro. El primero de ellos es el de la relación entre la escoba y la religión etrusca, un vínculo que apenas se percibe en la literatura clásica pero que sería muy interesante dilucidar en un futuro. El segundo tema es el de la relación entre la escoba y la magia, dos prácticas antagónicas, según el autor, puesto que la primera se adscribe a la religión, y por tanto a la pureza de las cosas ( agneia), mientras que la segunda se convierte en todo lo contrario, anagneia, y su variable miasma (= polución). Dicha relación, sin embargo, se modifica con el pasar de los siglos y, a partir de la Edad Media, surge la vinculación de la escoba con los seres demoníacos, como las brujas, otro tema que merecería más atención en publicaciones posteriores.
La escoba y el barrido ritual en la religión romana es un libro en conjunto muy sólido y completo. El desarrollo de los múltiples temas se lleva a cabo con orden y magnifica organización aun cuando las fuentes y las menciones en la literatura clásica son tan difusas y están tan desperdigadas en decenas de autores y obras diferentes entre sí. El autor cubre de manera exhaustiva todas las opiniones y las respuestas que hasta la actualidad se han dado sobre el tema. Pese a ello, la lectura no se hace pesada, y tan sólo en algunos pasajes resulta especialmente densa, máxime por la complejidad de los temas a tratar. El autor no sólo usa fuentes literarias, sino que maneja con soltura también las evidencias arqueológicas, epigráficas, numismáticas e iconográficas, como los mosaicos. Su conocimiento de la bibliografía contemporánea es vasto y profundo.
Por otro lado, también existen algunos errores menores o imprecisiones en la realización y publicación del volumen, que no empañan el resultado final, pero que deberían de corregirse a juicio del revisor para equipararse con otras de similar nivel académico. En primer lugar, el tratamiento de las imágenes no resulta del todo satisfactorio, pues no existe un índice final de las figuras. Además, las referencias son a veces incompletas (por ejemplo, en fig. 6, p. 30, donde no aparece la colección o el museo que alberga la pieza) o incluso algunas de ellas tienen errores (por ejemplo, en fig. 1, p. 12, en la que aparece vol. I.1 y debería ser IV.2). En segundo lugar, las traducciones de los textos presentados en el cuerpo del trabajo aparecen de manera caprichosa e intermitente: a veces están presentes, a veces no, y a veces tan sólo aparece la traducción de los mismos sin el texto original. Un criterio unificado habría sido desde luego más acertado para toda la publicación. En tercer lugar, existen algunos errores menores en el cuerpo del texto (por ejemplo, en p. 18, cita NH XXIII 83, 166, no es ωocauit sino vocavit) y en la bibliografía (por ejemplo, en la nota 44, p. 31, Hispania Epigraphica hace referencia a Hispania Epigraphica Online -HEpOL-, pero no está indicado en la bibliografía. En las abreviaturas solo se encuentra la revista Hispania Epigraphica -HEp-).
En resumen, La escoba y el barrido ritual en la religión romana ofrece a los lectores una experiencia nueva en un campo de la historia de las religiones poco transitado, que será de gran utilidad tanto para los más experimentados investigadores que deseen ahondar en sus proyectos, como a aquellos que estén empezando a tomar contacto con las religiones antiguas.
Notes
1. Madrid, UNED, 2012, 360 pp. ISBN: 978-84-362-6394-7.
2. Dupré Raventós, X. y Remolà Vallverdú, J. A. (eds.) Sordes Urbis: la eliminación de residuos en la ciudad romana; actas de la reunión de Roma (15-16 noviembre de 1996), Roma, L’Erma di Bretschneider, 2000, 150 pp. ISBN: 88-8265-082-0. Douglas, M. Purity and Danger. An Analysis of the Concept of Pollution and Taboo, London, Routledge, 2002, 244 pp. ISBN: 04-1528-995-5. Bradley, M. Rome, Pollution and Propriety. Dirt, Disease, and Hygiene in the Eternal City from Antiquity to Modernity, Cambridge, Cambridge University Press, 2012, 320 pp. ISBN: 978-11-070-1443-5, y, sobre todo, Lennon, J. Pollution and Religion in Ancient Rome, Cambridge, Cambridge University Press, 2014, 235 pp. ISBN: 978-1-107-03790-8.
3. Briquel, D. « Le pilon de Pilumnus, la hache d’Intercidona, le balai de Deverra. », Latomus. Revue d’études latines, nº 42, 1983, pp. 265-276. Dorcey, P. F. The Cult of Silvanus in the Roman World, New York, Columbia University, 1987, y “The Role of Women in the Cult of Silvanus”, Numen, nº 36, 1989, pp. 143-155. Köves-Zulauf, T. Römische Geburtsriten, München, C.H. Beck, 1990, 419 pp. ISBN: 3-406-33714-7. Linderski, J. “Varia de Religione (Nine reviews 1982-2004, with minor addenda)”, en Roman Questions II, Stuttgart, 2007, pp. 559-560.
4. Coarelli, F. “Porta Stercoraria”, en Lexicon Topographicum Urbis Romae, Vol. IV, Roma, 1999, pp. 115-116. Keegan, P. “Q(uando) St(ercus) D(elatum) F(as): What Was Removed from the Temple of Vesta?”, New England Classical Journal, Vol. 35, nº 2, 2008, pp. 91-97.