Christine Kossaifi, quien es profesora de latín y griego en el Lycée Balzac de París, presenta al lector un método de aprendizaje del griego antiguo “en autonomie” (p. 4). Alentando al lector a practicar durante veinte minutos cada día, la autora propone un estudio de la lengua clásica a partir de textos originales que están acompañados de su traducción y una lista de vocabulario. Los 30 capítulos del libro presentan una estructura recurrente. Un fragmento de un texto original es seguido por una explicación de un tema de gramática. Luego se introducen ejercicios de gramática, vocabulario y civilización, y algún aspecto cultural y reflexiones sobre la etimología de algún término destacado del texto presentado en el capítulo. Los ejercicios están relacionados con el fragmento griego. Puede tratarse de frases para traducir inspiradas en el fragmento original griego o implicar la búsqueda o análisis de formas gramaticales en el texto, o el uso del vocabulario del mismo. Las respuestas están incluidas después de los capítulos, (inmediatamente antes de los anexos que presentan las tablas de declinaciones y conjugaciones), lo que permite al lector evaluar su progreso y entendimiento de la lengua. La autora alienta al lector a impregnarse de cada lección y revisarla por una semana al menos, durante 20 minutos al día, y luego pasar a la siguiente. Advierte, al mismo tiempo, que en veinte minutos el lector puede abarcar parte una lección o su totalidad y recomienda que cada uno respete su ritmo, siempre dedicándole veinte minutos en el día a la asimilación y disfrute de la lengua griega.
El libro presenta al lector textos griegos originales desde el comienzo. El capítulo 1 (que incluye alfabeto y nociones de acentuación) se abre con un pasaje de Aves de Aristófanes, autor al que Kossaifi se refiere como el “Molière” de la Atenas clásica (p. 14). A continuación, en la primera parte del libro (capítulos 2 a 15), para explicar la historia de Grecia, incluye textos de Pausanias, Heródoto, Apolodoro, Ateneo, Diodoro Sículo, Plutarco, Tucídides, Jenofonte, Isocrátes, Demóstenes, Arriano, Flavio Josefo, Estrabón y el Idilio 15 de Teócrito (en referencia a Alejandría y la dinastía ptolemaica). En la segunda parte (capítulos 16-30), que se centra en la civilización griega, los textos son en su mayoría literarios, incluyendo autores como Homero y Hesíodo, los poetas trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides, o los poetas helenísticos Calímaco, Herodas y Apolonio de Rodas, entre otros, pero también Aristóteles y Platón. El aspecto positivo es que resulta estimulante y atractivo para el lector ansioso de entrar en contacto con estos textos tener la posibilidad de hacerlo desde el principio. Sin embargo, el método supone un lector motivado y disciplinado que disfrute del desafío y tenga el deseo de superarse y sortear los obstáculos que se puedan presentar en el camino. Si bien el libro ofrece una lista de vocabulario al final, sería recomendable que el lector tuviera a mano un diccionario también que le permitiera buscar los términos no incluidos en el vocabulario del libro.
Hay varios elementos dignos de ser destacados. En primer lugar, los resúmenes de la historia de Grecia, desde la civilización minoica hasta el fin del período helenístico, presentados en la primera parte, son excelentes y las referencias bibliográficas o sitios web sugeridos alientan al lector a adentrarse en una investigación más profunda. Los capítulos de la segunda parte ofrecen un panorama muy completo de la civilización griega, que incluye la religión y las ceremonias, las instituciones, el arte y las ciencias. Son particularmente interesantes los comentarios etimológicos, que siempre parten de algún término utilizado en el texto griego original presentado en el capítulo. Así, por ejemplo, en el capítulo 22 (p. 193- 194), la autora explica la etimología de las Rocas Cianeas (Πέτρας …Κυανέας) que aparecen en los versos 317-318 del libro 2 de las Argonáuticas de Apolonio de Rodas. Menciona Kossaifi que estas rocas toman el nombre del adjetivo griego κυάνεος, que designa un color de azul oscuro y puede caracterizar ya sea a las nubes, al cabello, al velo de Tetis (en Ilíada 24, 94) o la piel de una serpiente (en Ilíada 11, 26), y que, derivado del hitita, kuwanna, ‘azurita’, se relaciona con el metal (azurita) y con los pigmentos, como el esmalte azul. Agrega también la autora que este adjetivo es a su vez el que origina la palabra cyanure o ‘cianuro’ en español, (ácido cianídrico que provoca la asfixia y se usa como insecticida) y que también ha dado origen a la palabra cyanose, en español, ‘cianosis’ (coloración azul de la piel por bajo contenido de oxígeno en la sangre), término que ha sido aplicado a la medicina a partir de la observación de la coloración azul de la piel que se produce después de una intoxicación con cianuro. En relación con el sustantivo Πέτρας, la autora explica que λίτος (de etimología desconocida) designa a la ‘piedra’ (fr. pierre), y que ha originado la palabra francesa lithographie (dibujo sobre la piedra) y lithiase, en español ‘litiasis’ (enfermedad o mal de piedra), pero πέτρα significa ‘roca’ (fr. roche) y simboliza la solidez. Comenta Kossaifi que era esta la cualidad a la que se refirió Jesús cuando eligió para el apóstol Simón el sobrenombre Πέτρος (correspondiente al arameo Κῆφας), y añade que esta palabra ha dado su nombre a la ciudad de Petra (en Jordania), que es conocida por su Khazneh, tumba real del siglo I a.C. cuya fachada está excavada en roca arenisca.
En cuando a los temas de gramática, la autora presenta elementos importantes para memorizar, como por ejemplo el uso del verbo ἔχω construido con un adverbio, que tiene el significado de εἰμί acompañado por un adjetivo (p. 75), en recuadros que resaltan su importancia. Incluye el dual en todas las declinaciones y conjugaciones, y no como un tema aparte, algo que ayuda a su asimilación. Resulta interesante también que presenta explicaciones de las negaciones μή y οὐ, en la página 245, y de la partícula ἄν, en las páginas 261-262, que abarcan todos sus usos tanto en proposiciones principales como subordinadas (reuniendo, de esta manera, temas de sintaxis de la lengua que en otras gramáticas o manuales aparecen en secciones separadas).
Podría objetarse que la autora empieza a introducir los verbos recién a partir del capítulo 14, por lo que el lector necesita disponer de paciencia y superar la frustración que esta limitación le pueda provocar. Unos pequeños errores que observé incluyen la forma τινῶν (genitivo plural masculino y femenino del pronombre indefinido τις) con acento agudo en vez de circunflejo y las formas ἄττα de nominativo y acusativo neutro plural del mismo pronombre con espíritu áspero en vez de suave (como si fuera de ὅστις y no de τις) en la página 106; la presentación de la formación del participio de perfecto masculino singular λελυκώς (de tema en dental) sobre el modelo del sustantivo κόραξ (de tema en gutural) en la página 207. En la página 228 aparece la forma λύσοι como la tercera persona del singular del optativo futuro medio, en lugar de λύσοιτο, y la forma λύθησοι en lugar de λυθήσοιτο, y hay un error tipográfico (λελυμένς εἴην en lugar de λελυμένος εἴην).
En general, el libro de Kossaifi es un texto para disfrutar y la autora misma insiste en la importancia del aprendizaje acompañado del placer que la lengua proporciona. Las partes de cultura se disfrutan muchísimo y las explicaciones etimológicas realmente atrapan la atención del lector. La selección de textos es variada y completa, por lo que el lector recibe una síntesis excelente de los aspectos más importantes de la cultura e historia griegas. En caso de que el lector necesitara un libro que le permitiera un ritmo más lento y un progreso más pautado, creo que este libro de Kossaifi le sería sumamente útil, de todas formas, para realizar un repaso y reafirmar y asimilar lo que ha estudiado. Es este un libro que, por la manera en que está diseñado, con recuadros con fondo oscuro que resaltan puntos importantes de la lengua, hace que el estudiante pueda volver a revisar ciertos temas con facilidad o encontrar con rapidez la explicación de algún elemento fundamental para la comprensión de sus textos. La idea de un estudio diario y continuado de la lengua es, por último, también un acierto, así como la continua insistencia en la perseverancia y la paciencia (representadas en la fábula de la liebre y la tortuga con la que se cierra el prólogo), virtudes sumamente necesarias para el cumplimiento de la tarea propuesta. Sin duda, los consejos prácticos que la docente y autora introduce al final de cada lección de la primera parte contribuyen de manera significativa a que la empresa pueda ser llevada a cabo con éxito. Es digno de mencionar, en el capítulo 10, el consejo de adoptar el lema de Jacques Coeur, tesorero del rey Carlos VII: “a coeurs vaillants, rien d’ impossible” (p. 95).