Desde la segunda mitad del pasado siglo, al calor del debate historiográfico acerca de Diodoro Sículo y su magna Biblioteca, han proliferado las traducciones, de distinto alcance y tenor, a varias lenguas modernas.1 Tal es el caso de este volumen, primera entrega de una nueva versión inglesa de los libros XI al XVII a cargo del profesor Green, que su autor presenta no sólo como alternativa a la ya venerable de Oldfather en la colección Loeb, sino como fruto de la rehabilitación crítica de Diodoro “as a minor, but perfectly sane, universal historian” (p. viii).
Según se advierte (p. viii), para los acontecimientos anteriores a la Guerra del Peloponeso (XI-XII, 37) se reproduce con pequeñas modificaciones el texto de una anterior publicación.2 No obstante, se han reducido considerablemente tanto la introducción como las notas con las miras puestas no ya en los intereses de historiadores profesionales y helenistas, sino de “an audience of students, teachers, and some general readers who may enjoy the Bibliotheke, for a change, as it is seldom read” (p. ix).
De acuerdo con esta premisa, resulta paradójico, sin embargo, que la mayor parte del Prefacio (pp. vii-x) se dedique a una cuestión crítica—el debate entre los detractores de Diodoro y quienes abogan a su favor—y que, en cambio, no sólo se omita la necesaria contextualización de los contenidos del volumen –esto es, la historia de la oikouméne entre la Segunda Guerra Médica y la caída de la tiranía de los Treinta en Atenas—, sino que se remita a los lectores no avezados en este periodo a la consulta de otras fuentes antiguas (Heródoto, Tucídides y Jenofonte), valiéndose como “guía de lectura” de una selección bibliográfica (p. ix).
En la Introducción (pp. 1-7), tras insistir en la importancia documental de la Biblioteca en contraste con el tradicional menosprecio hacia su autor, Green ofrece una visión panorámica—redactada con claridad y rigor—sobre la biografía y personalidad del siciliano, la organización de la Biblioteca, los problemas de cronología, composición y fuentes, así como sobre los principios historiográficos de esta historia universal y moralizante. Ahora bien, dado el carácter generalista de la Introducción, Green no aporta “claves de lectura” suficientes como para valorar la vigencia de tales características en esta sección de la Biblioteca, ni para identificar sus peculiaridades. Es más, el lector tampoco podrá hacerse una idea general sobre la materia de cada libro a partir del resumen que lo precede en los manuscritos ya que, inexplicablemente, se han eliminado.
Pasando a la traducción, Green señala que el estilo de Diodoro no es tan “plomizo” como deja traslucir la versión de la Loeb, a la que da réplica intentando recuperar la “viveza” de la prosa del original (p. viii). Como resultado se ofrece una traducción clara, fluida y de lectura amena, lo que constituye un gran mérito, debido a la monotonía imperante sobre todo en las partes narrativas y menos personales. Con todo, me permito algunas observaciones de detalle. En primer lugar, las interpolaciones aclaratorias de la traducción, en general, por obvias, serían innecesarias (por ejemplo: XI, 6, 1 “celebratory ode [enkômion]”; XI, 18, 1 “Eurybiades, Themistocles … completed the disposition of the [Greek] forces”; XII, 67, 1: “Brasides and the other Peloponnesian [states] march on Megara”; XII, 79, 5 “The Lacedaemonians…putting to flight other units of the [enemy] forces”, etc.).
Por otra parte, en el Prefacio (p. viii) se advierte de que ante la dificultad para encontrar equivalencia a determinados términos griegos ( barbaros, demos, proxenos, stadion, tyrannos y stasis) se ha optado por conservarlos transliterados. Con ello, evidentemente, no se solucionan todos los problemas terminológicos, uno de los grandes retos de cualquier traductor, que, en mi opinión, se solventan con desigual fortuna: por ejemplo, syngrapheús referido a Heródoto se traduce por “author” (XI, 37, 6) y en XIII, 42, 5 a propósito de Tucídides como “[historical] writer” (XIII, 42, 5), en lugar del usual “historian” (cf. Oldfather); en XI, 46, 1 la traducción “base persons” para toîs phauloîs se sirve de un concepto – el de “persona”-, no sólo inexacto en el contexto (contrasta con tôn agathôn andrôn), sino contradictorio con el carácter “varonil” del emisor, mensaje y destinatario de la historiografía antigua, siendo más apropiado el sintagma “bad men” usado en XIV, 1, 3; también suena extemporáneo traducir como “woman citizens” tàs gynaîkas….tás politídas (XII, 11, 1) con que Diodoro designa no a “ciudadanas” sino a “mujeres de ciudadanos”; en fin, la “equidad” ( epieíkeia) de Terámenes (XIV, 4, 1) se reflejaría mejor en “fair dealing” (Oldfather) que en “reasonable nature”(Green).
La traducción va acompañada de numerosas notas, a pie de página—fundamentalmente de historia y crítica textual—, e intercaladas en el cuerpo del texto—datos cronológicos, equivalencias de medidas, variantes textuales, lugares paralelos y reenvío internos—, lo que constituye un buen apoyo a la lectura, supliendo, en cierto modo, las carencias antes señaladas del Prefacio y la Introducción. En cuanto a las notas textuales, sólo en una ocasión difiero de la solución adoptada por Green: en XII, 1, 4 Diodoro menciona entre los grandes filósofos y oradores de la Pentecontecia a personalidades posteriores, caso de Platón, Aristóteles e Isócrates, , desajuste cronológico que Green intenta resolver, en descargo del historiador pero sin apoyo en los manuscritos, marcando en la traducción el pasaje como corrupto y adjudicando el error a “some ancient littérateur with a shaky sense of dates” (p. 94 y n. 3). Cabe señalar, en fin, las contradictorias explicaciones sobre la “victoria cadmea” en las notas correspondientes a los sendos pasajes donde Diodoro emplea esta expresión proverbial. Mientras en el primero (XI, 12, 1 valorando el resultado de las Termópilas) Green la refiere al mítico enfrentamiento de Eteocles y Polinices (p. 21, n. 21)—explicación que, por cierto, el mismo Diodoro aduce en otro lugar de la Biblioteca ( XXII, fr. 6) y confirma el léxico Suda (k18 Adler)—, en el segundo (XIII, 97, 7 sobre la batalla de las Arginusas) acude a la lucha entre los Espartos, los guerreros nacidos de los dientes del dragón cadmeo.
Como advierte el autor, la Bibliografía (pp. 305-308) está enfocada a lectores anglófonos, por lo que sólo recoge algunos trabajos especialmente relevantes para los contenidos del volumen escritos en otras lenguas. Por mi parte, añadiría los excelentes “estados de la cuestión” sobre el conjunto de la Biblioteca de dos reconocidos especialistas, los cuales, por lo demás, han contribuido no poco a la revalorización crítica de Diodoro: François Chamoux y Jesús Lens Tuero.3
Un útil Índice onomástico y analítico (pp. 309-332) cierra este libro de esmerada presentación.4
Para concluir, quisiera resaltar el mérito y la oportunidad de esta traducción, que, en un solo volumen -frente a los tres de la Loeb- facilita el acceso a una fuente ya complementaria ya alternativa sobre un momento estelar de la historia griega. Por otra parte, con su ágil estilo y sus comentarios Green acrecienta el interés por Diodoro de Sicilia, un historiador que, en mi opinión, necesita menos ser reivindicado que estudiado sin prejuicios.
Notes
1. Entre las bilingües, además de la pionera en doce tomos de la Loeb Classical Library (London-Cambridge Mass., 1953-1967) a cargo de C.H. Oldfather, C. L. Sherman, C. B. Welles et alii, destaca la supervisada por François Chamoux en la Collection des Universités de France (París, 1975−), de la que han aparecido los libros I (Y. Vernière, 1993), II (B. Eck, 2003), III (B. Bommelaer, 1989); XI (J. Haillet, 2001), XII (M. Casevitz, 1972), XIV (M. Bonnet; E. R. Bennett, 1997), XV (C. Vial, 1977), XVII (P. Goukovsky, 1976), XVIII (P. Goukovsky, 1978), XIX (Fr. Bizière, 1975), así como los fragmentos de los libros XXI-XXVI (P. Goukowsky, 2006). Ya se completó la versión italiana coordinada por el profesor Ambaglio (Rusconi, Milano, 1985- 2008), mientras que en la editorial Sellerio de Palermo están disponibles, por el momento, los tomos correspondientes a los libros I-V (L. Canfora, G.F. Gianotti, A. Corcella et alii, 1986), XI-XV (I. Labriola, P. Martino y D. P. Orsi, 1992), XIV-XVII (T. Alfieri Tonini, 1985), XVI-XX (D. P. Orsi, I. Labriola y P. Martino, 1993), XXI-XL (P. Martino, 2000). Recientemente ha concluido la publicación íntegra en la Bibliothek der griechischen Literatur (O. Veh, Th. Nothers, W. Will et alii, Hiersemann-Verlag, Stuttgart, 1992-2009). El proyecto de versión española íntegra de Ediciones Clásicas quedó interrumpido en su primera entrega (libros I-II, a cargo de J. Lens Tuero, J. Campos Daroca y J. M. ª García González, Madrid, 1995) y también un único tomo, obra de M. Serrano Espinosa, consta en el catálogo de Alianza Editorial (I-III, Madrid, 2003). En cambio, avanza a buen ritmo la traducción en la Biblioteca Clásica Gredos, con cuatro volúmenes editados: libros I-III (F. Parreu Alasá, Madrid, 2001), IV-VIII, IX-XII y XIII-XIV (Madrid, 2004, 2006 y 2008, respectivamente, a cargo de J. J. Torres Esbarranch).
2. Diodorus Siculus Books 11-12.37.1. Greek History, 480-431 BC—The Alternative Version. Austin, TX: University of Texas Press, 2006, objeto de una rigurosa reseña de Christopher Tuplin (BMCR 2006.07.53).
3. F. Chamoux, “Introduction Générale”, en Diodore de Sicile. Bibliothèque historique. Livre I, Paris: Les Belles Lettres, 1993, pp. I – LXXXVI; J. Lens Tuero, “Sobre la naturaleza de la Biblioteca histórica de Diodoro de Sicilia” (1986), reproducido en J. Lens Tuero (ed.), Estudios sobre Diodoro de Sicilia, Granada: Universidad de Granada, 1994, pp. 33-61.
4. Sólo he detectado esta errata: en la página 104 la ausencia de espaciado impide distinguir la transición entre la cita de Eurípides (escrito en la nota 23 de esta misma página “Euripede” por “Euripide”) y el párrafo introductorio del fragmento cómico sobre el legislador Carondas.