Entre la numerosa producción bibliográfica del año pasado creemos necesario destacar una obra como Grecia exhausta. Ensayo sobre la guerra de Corinto, del Prof. Fornis, editado con gran calidad por una excelente editorial como Vandenhoeck & Ruprecht.
Este libro plantea preguntas y trata de encontrar algunas respuestas para los múltiples interrogantes que rodean a la guerra de Corinto y a su significado histórico. Dicha guerra no fue simplemente un epígono de la Guerra del Peloponeso, como muchas veces se la ha considerado. Se trata, más bien una representación de los problemas sociales, económicos, políticos e ideológicos que azotan Grecia en un momento de desintegración progresiva del tradicional sistema políado.
La calidad del libro se advierte en diferentes elementos de los que nos gustaría destacar al menos tres. En primer lugar, la importancia de analizar con profundidad científica y rigor histórico un período que, a pesar de su brevedad (la Guerra de Corinto se extiende desde el 395 al 386 a. C.), juega un papel fundamental en el desarrollo sociopolítico, económico e ideológico de la historia de la Grecia del s. IV. A pesar de ello, no ha recibido especial atención por los historiadores (sobre todo por los españoles), posiblemente deslumbrados por la inmediatamente anterior Guerra del Peloponeso y la posterior ascensión meteórica de Macedonia. En segundo lugar, por la rigurosa minuciosidad con que el autor acomete su tarea y por la claridad expositiva con que plantea objetivos, problemas e hipótesis, así como por la ingente bibliografía que desgrana, analiza y ofrece al lector. Y en tercer lugar, por las posibilidades de análisis que abre este libro que, marcado por un especial apego a la historia político-militar, no limita por ello las opciones de continuar el análisis desde perspectivas más sociales y/o ideológicas, sino que las alienta, como el propio autor declara en el prólogo del libro.
El hecho de que el Prof. Fornis se centre en el universo político-militar de la guerra, marca la organización del libro, que se estructura en 12 capítulos, a los que hay que añadir un prólogo, una muy cuidada y extensa bibliografía y un útil y bien diseñado índice alfabético). Dichos capítulos siguen cronológicamente las vicisitudes militares y diplomáticas de las seis potencias principales en liza en la Guerra de Corinto: la homónima Corinto, Atenas, Tebas, Argos, Esparta y la voluble Persia.
El libro comienza con una magnífica introducción formada por los dos primeros capítulos (“Fuentes” y “Las causas de la guerra: un análisis tucidídeo”). En dichos capítulos el autor estudia con minuciosa laboriosidad todas las fuentes que sobre la guerra nos han llegado, no sólo las literarias sino también las epigráficas, en sus diversas versiones y ediciones. Con ello pretende analizar con precisión las causas (entendidas al modo de Tucídides, que diferencia claramente entre causa y pretexto) de la guerra, más allá de enfrentamientos superficiales, señalando finalmente a Esparta y a su marcado imperialismo posterior a la Guerra del Peloponeso como la causa última de la singular y casi antinatural, como el propio autor la califica, alianza entre Corinto, Atenas, Tebas y Esparta.
El tercer capítulo (“La configuración política y jurídica del synédrion de Corinto”) comienza ya a mostrar uno de los rasgos característicos que se repiten a lo largo de toda la obra: la atomización de los problemas históricos en compartimentos pequeños para, analizando uno por uno, poder ofrecer una hipótesis global, una visión más amplia, producto del desmenuzamiento concienzudo. Los problemas estudiados de este modo varían mucho: desde hechos puntuales como las razones por las que Lisandro se apresuró a atacar Haliarto, (con un resultado muy negativo para los espartanos, pues mostró sus flaquezas a los estados griegos deseosos de librarse de su poder), hasta otros más profundos y complejos como la estrecha unión que se produjo tras las victorias de Nemea y Coronea entre Argos y Corinto.
Los capítulos cuarto (“La hora de la homoplachía“) y quinto (“Campañas olvidadas: guerra de desgaste y de trincheras“) analizan con detalle las maniobras políticas y los desarrollos militares de batallas clave (Nemea, Coronea y algunas incursiones menores) en la evolución de la guerra y en la toma de posiciones políticas de los diversos contendientes La guerra estuvo marcada por los condicionantes económicos propios de un enfrentamiento de desgaste (depredación de la chora, aumento de la rapiña, contracción de las rutas comerciales y de los mecanismos de intercambio…), así como por las crecientes dificultades político-sociales aparejadas, siendo la más grave de ellas la stásis, de especiales resonancias en Corinto, sobre todo por su estrecha relación con Argos (de cuyo análisis se encarga el autor en el capítulo sexto, “La virtual unión entre Corinto y Argos”).
Siguiendo con el análisis exhaustivo de los desarrollos bélicos y sus consecuencias políticas, el capítulo 7 (“Conón, que dirigió a Atenas nuevamente hacia el dominio del mar”) se centra en la batalla de Cnido, que marca el fin de la hegemonía naval espartana, el renacer temporal de los sueños imperialistas atenienses y una mayor incidencia del poder persa en el Asia Menor. Teniendo como hilo conductor al ateniense Conón de Anaflisto, al que el autor considera oficial al servicio de los intereses persas, Fornis analiza cómo los persas se van configurando como árbitros de los asuntos de los griegos orientales, marcando las que serán dos de las consecuencias más destacadas de la Guerra de Corinto. La primera de ellas, a corto plazo, es el giro en la política espartana que, de marcadamente belicista, pasa a proyectos de koinè eiréne, hábilmente desmenuzados por el autor en el capítulo 8, “Diplomacia y Realpolitik : estériles proyectos de
En el avance progresivo de la interferencia persa en los asuntos griegos se encuentran una serie de hitos que Fornis analiza en los capítulos del 9 al 12.
El capítulo 9 (“La stásis rodia”) se centra en la discordia civil que se vive en Rodas en el 391 y que enfrenta a los demócratas (establecidos en el poder gracias a la vinculación de Rodas con Atenas, impulsada por la actividad de Conón durante la batalla de Cnido) y a los exiliados oligárquicos, que vieron en la reanudación de los ataques espartanos en las costas minorasiáticas en el 392-391 la oportunidad de recuperar el poder, sin que los espartanos parezcan instigadores directos de la lucha. Destaca en este capítulo un acercamiento interesante, a pesar de su brevedad, a las diferentes versiones que las fuentes (especialmente Jenofonte y Diodoro) ofrecen del proceso. Fornis desmenuza los textos de ambos autores exculpando a Jenofonte de falsear deliberadamente los hechos e incidiendo en los errores de Diodoro.
El capítulo 10 (”
En el capítulo 12, titulado “Trasibulo y el fracaso de la reconstrucción imperial ateniense”, Fornis ofrece un estudio detallado del papel que jugó Trasibulo a finales de la guerra de Corinto como cabeza visible de un intento ateniense de reconstrucción imperial que devolviera a Atenas el poder y el esplendor del s. V. De nuevo nos encontramos con un minucioso análisis de fuentes, así como una exposición de las disputas cronológicas entre los expertos, sin eludir la crítica ni el posicionamiento. Fornis considera que la expedición de Trasíbulo tuvo lugar en el 390, que fue sometida a consideración del demos por el propio Trasíbulo, cuyos métodos de actuarión no fueron mal vistos por los atenienses y que los juicios que siguieron al fracaso no fueron dirigidos por los conservadores, deseosos de hacer pagar a los radicales sus excesos bélicos, ya que aquellos carecían de la fuerza política suficiente.
Por último, con “La paz enviada por el Rey” (capítulo 13), Fornis presenta una conclusión en la que ofrece una detallada síntesis de las causas, consecuencias y procesos relacionados con la guerra de Corinto, a resultas de la cual puede hablarse de esa Grecia exhausta con que el autor titula su obra. Llegados a este punto, el lector puede apreciar el valor de la idea central de la obra: la reivindicación de la importancia de esta guerra como punto de inflexión en el desarrollo de la polis griega, de cuya transformación profunda es referente básico. El periodo que se abre tras la guerra está marcado, siempre siguiendo al autor, por la fractura de la identificación entre ciudadano, hoplita y propietario. El cambio socio-económico al que contribuye la guerra es, por tanto, imprescindible para entender el desarrollo político del s. IV.
Concluyendo, podemos decir que esta obra es un trabajo de investigación puntero tanto por el tema que trata (de capital importancia pero pobremente analizado hasta el momento) como por la minuciosidad y el riguroso detalle con que son analizados los actores y procesos protagonistas del período en cuestión. A la innegable calidad científica se añade una excelente edición, presentada en un formato sencillo y cuidado. Sólo se echa en falta, en ocasiones, algunos mapas que centren el desarrollo de batallas tan prolijamente descritas por el autor y ofrezcan una información visual siempre rica en sus posibilidades de análisis.
Esperamos, por tanto, dada su calidad, que la Grecia exhausta de Fornis contribuya a impulsar enfoques que analicen un siglo IV riquísimo en su complejidad histórica, muy alejado de las simplificaciones a las que demasiadas veces ha conducido el excesivo protagonismo otorgado a la etapa posterior, la helenística, y a las figuras (Filipo, Alejandro) que la jalonan, que han conseguido eclipsar, no sólo a nivel popular, sino también entre los especialistas, la importancia histórica del período que se abre tras la guerra de Corinto.